La historia y el papel de las bibliotecas fundadas en asentamientos rurales judíos en provincias argentinas a partir de fines del siglo XIX, se indagó en base a memorias de colonos escritas en castellano. La función que cumplían estas bibliotecas trascendía el tradicional préstamo de libros. Fungían, también como centros educativos, culturales y sociales. Cuando los jóvenes abandonaron las colonias, las bibliotecas fueron desapareciendo y con ellas, muchos de los archivos. A través de los testimonios se propuso mantener viva la memoria de los inmigrantes que «fueron portadores de una historia y productores de un legado», rescatándolos del olvido.