La festividad de Janucá ilumina con una luz especial el valor de la diversidad en el encuentro respetuoso con los «otros», nuestros prójimos. Una luz que es símbolo de bondad, moralidad, progreso y sabiduría. Y que tiene el poder de alentar la esperanza. En este particular ciclo lectivo 2020, hemos transitado momentos difíciles, que nos interpelaron en nuestro particular modo de ser maestros o alumnos, habitantes todos de este planeta acosado por la pandemia. Pero no nos dejamos abatir. Nuestra luz interior y la pasión por educar, nos permitieron aportar toda nuestra potencia para hacer frente con amor, cuidado, dedicación y creatividad al desafío de agregar luz y solidez a un mundo que se tornaba oscuro y confuso.