A partir de una serie de visitas a China, el autor expuso en esta obra un paralelismo entre ambas culturas longevas, la china y la judía, basado en valores compartidos, tales como la familia, la educación, el respeto por la ley y por la palabra escrita; y una religión no dogmática centrada en acciones. El análisis nos remonta a los inicios de la educación en ambas civilizaciones. Entre otras, se señalan semejanzas entre Confucio y Moisés. Después de delinear el supuesto itinerario que llevó a judíos a China, se arrojó luz acerca de la situación actual de la comunidad judía en el país así como de las relaciones con otras colectividades de la Diáspora y entre ambos países.