Fuente: Perednik, G. D. (2018). Chinos y judíos. Puentes y encuentros entre dos civilizaciones milenarias. Montevideo, Uruguay: Ediciones Universidad ORT (Reseñado por el equipo del Portal).
A partir de una serie de visitas a China, el autor expuso en esta obra un paralelismo entre ambas culturas longevas, la china y la judía, basado en valores compartidos, tales como la familia, la educación, el respeto por la ley y por la palabra escrita; y una religión no dogmática centrada en acciones.
Entre otros pensadores, se hizo referencia a Baruj Spinoza, que encontró similitudes entre ambos pueblos a partir del hecho de que «ambos sobrevivieron gracias a sus singulares tradiciones» y a Martín Buber, que hizo foco en el lugar central que ocupa el estudio y su dimensión religiosa en las dos perspectivas.
La educación china y la educación judía
El análisis nos remontó a los inicios de la educación en ambas civilizaciones. En primer lugar, se nombró a Confucio, reconocido como fundador de la educación general en China basada en 4 elementos: moral; intelectual; musical y militar.
Por otro lado, en el contexto de Eretz Israel, se aludió a dos mil años atrás, cuando se decretó la educación «universal y obligatoria», y se crearon marcos educativos para el estudio de la Torá a partir de los seis años.
Entre los muchas afinidades que se presentan figuran los conceptos de junzi, «una alternativa menor a sabio» frente al hebreo talmid jajam (alumno de un sabio).
También se señalaron semejanzas entre Confucio y Moisés, empezando por el apodo de «maestro» que se usa para referirse a ambos; en los métodos de enseñanza y en el principio de respeto a los padres que se destaca en los textos clásicos del primero y en los Diez Mandamientos.
Encuentros
Años más tarde, en la Edad Media, se señaló la Ruta de la seda como el lugar de encuentro entre los dos pueblos, dado el marcado protagonismo de comerciantes judíos en el tránsito de las mercaderías desde el Oriente hacia Europa. Se indicó que para ese entonces, la península Ibérica se había convertido en el centro de la vida de los israelitas.
Al mismo tiempo, el libro abordó diferencias resaltando, por ejemplo, que mientras que la tradición judía acepta la heterogeneidad, la china apunta en dirección contraria.
En la actualidad
Después de delinear el supuesto itinerario seguido por los judíos que se radicaron en China y las vicisitudes de las diversas comunidades que se conformaron en el vasto territorio, se arrojó luz acerca de la situación actual que reúne un total de diez mil miembros de la comunidad judía repartida entre Hong-Kong, Shanghái, y Beijing.
Naturalmente, a partir del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China e Israel, en el año !992, se afianzaron los lazos sinojudaicos, no solo entre ambas naciones sino también, entre los descendientes de los primeros inmigrantes judíos en China y judíos del exterior, incluidos los ámbitos académico, financiero, literario, turístico y culinario.
Como ejemplo se mencionó el vínculo que se creó a partir del año 2008 entre la Universidad Normal de Harbín (HNU), en la capital de la provincia de Heilongjiang, con la Universidad ORT Uruguay.
Otro hito nombrado es la fundación del Instituto Sino-Judaico en los Estados Unidos así como centros o cátedras de estudios judaicos en diferentes universidades chinas.
El trabajo cierra con la conclusión del autor: «El acercamiento entre dos civilizaciones tan antiguas constituye una celebración de la apasionante y policromática experiencia humana».